martes, 17 de mayo de 2011

Pablo Sarasate

Martín Melitón Pablo de Sarasate y Navascués nace el 10 de Marzo de 1844, día de San Melitón en Pamplona, Navarra. Su padre era Miguel Sarasate Juanena, de Pamplona y su madre Francisca Javiera Navascués Oharrechena, de Orbaiceta, un pequeño pueblo del Valle de Aezkoa, dentro de la Selva de Irati. Tuvo tres hermanas: Micaela, Francisca y María.
Fue un talento precoz y sus padres supieron calibrar rápidamente el futuro de su hijo. Toma lecciones y toca desde muy temprana edad. Su primer concierto lo brinda a los 7 años en La Coruña (Galicia) para sorpresa de todos.

Estudió en Santiago de Compostela (Galicia) entre 1846 y 1849 con José Courtier, primer violín de la Catedral y profesor de la Escuela de Música de Santiago de Compostela. En 1852, se traslada a Pontevedra (Galicia), donde continúa sus estudios musicales con el músico local Urbano Casasvellas. Es asiduo de los ensayos de la banda del Regimiento Aragón, que dirige su padre.
En 1852, cuando Pablo Sarasate apenas tenía 8 años, es visto en una presenatción en La Coruña por escritora Juana de Vega, Condesa de Espoz y Mina, la cual quedó maravillada al escuchar al prodigio y a partir de ese mismo año le concedió en una pensión para estudiar en Madrid.
Sarasate en agradecimiento le dedicaría su primera composición, una mazurca ¨Mi primera inspiración¨ de 1882.
Una vez en la capital de España, la Reina Isabel II le concede una beca para ampliar sus estudios en París (Francia), a donde se traslada en 1856, y allí ingresa en el Conservatorio bajo la tutela de Jean-Delfin Alard. En dicho viaje a París, al pasar por la localidad de Biarritz, él y su madre enferman, y fallece la madre, lo que deja huérfano a la edad de 12 años.
En 1857, obtiene el Premio de Violín del Conservatorio de París, y dos años después comienza su carrera de concertista que lo llevará por toda Europa y América.
Ganó premios, destacó en sus lecciones y enseguida fue premiado y reconocido como el gran concertista que era.

El éxito rápido y seguro como ejecutante le hace olvidar sus deberes como alumno de armonía y composición. Llegados a este punto, es conveniente señalar si ésta, fue o no, una correcta decisión. Probablemente el reconocimiento de las limitaciones para la creación, hayan predispuesto al músico español para seguir los caminos de la fama por mar y tierra y dejar breves momentos para la escritura de piezas de especial virtuosismo en digitación y firmeza con el arco. Parece que no escapó ningún rincón del Viejo Continente a las visitas de Sarasate. Desde Portugal hasta los países nórdicos y varias visitas a Londres y consuetudinarias vueltas a la tierra natal fueron constantes en él. América del Norte y Sudamérica pudieron gozar del concertista a la par que los privilegiados europeos.
Memorables son sus conciertos y recitales. La tenaz formación musical y el espíritu ahíto de triunfo de Sarasate lo mantuvieron en activo hasta su muerte. Señalan las críticas y crónicas de la época que su fuerza radicaba más en la sutileza de interpretación que en el fuego temperamental que caracterizó a un Paganini aunque no careció el navarro de las dotes que perpetuaran al italiano, a saber, ataque, pasión, flexibilidad y una natural facilidad para el violín. Su técnica de la mano izquierda fue también proverbial así como la velocidad de ejecución, pero siempre coincidían todos, en los matices de perfecta musicalidad y la afinación única de Sarasate. Arrancaba el más hermoso sonido que pueda esperarse del violín sin mostrar el enorme esfuerzo.
El Sarasate compositor es el aspecto que escapa a la leyenda puesto que hoy en día están sus obras a disposición de todos quienes así lo deseen. Se adivina o se infiere por el grado de dificultad técnica de las piezas del catálogo (no muy extenso) que los elogios de antaño debieron ser sinceros. No hubiera compuesto Sarasate lo que él mismo no se atreviera a tocar con propiedad y brillantez. Una constante en sus obras es el folklore español como punto de partida y como principal elemento rítmico y melódico. Una repasada a estas obras nos arroja Danzas Españolas: Malagueña, Habanera, Romanza andaluza, Jota Navarra, Playera y Zapateado. Fantasía sobre la ópera Carmen para violín y piano (luego para orquesta y violín), Canción gitana y una Introducción y tarantela para el violín aquí cambió España por Italia conservando el acento folklorizante.

CONSIDERACIÓN MUNDIAL Y DATOS CURIOSOS

Es generalmente considerado uno de los 3 mejores violinistas de todos los tiempos junto al italiano Nicolo Paganini y al Lituano nacionalizado Estadounidense Jascha Heifetz.
Le fueron dedicadas numerosas obras de importantes compositores contemporáneos, como la Sinfonía Española de Eduard Lalo, el Concierto No. 3 para violín y orquesta de Camille Saint-Saëns y muchas otras importantes joyas del repertorio del instrumento.

Fue tal su maestría en la composición y ejecución del violín, que Sir Arthur Conan Doyle, hace que en uno de sus relatos cortos ¨La liga de los pelirrojos¨, su más famoso e inolvidable personaje, el inspector Sherlock Holmes luego de haber resuelto un caso, aproveche la visita del maestro navarro al St. James´s Hall de Londres para acudir a escucharlo.

Otro dato curioso, que no puede aseverarse al 100%, pero hay quienes lo afirman, es que el escritor chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, tomó, debido a su admiración, el nombre del gran maestro navarro
para componer su seudónimo, con el que es mundialmete reconocido... ¨Pablo Neruda¨.

Tuvo dos Stradivarius, uno se lo compró a J.B. Vuillaume; y el otro a los Sres. Gand & Bernardel.En su testamento, Sarasate cedió su violín Stradivarius y 25.000 francos al Conservatorio de Madrid para la organización de un premio que llevara su nombre y que terminaría convirtiéndose en el Premio Nacional de Violín.

SARASATE Y SU AMOR POR PAMPLONA

Pablo Sarasate sólo vivió los 2 primeros años de su vida en la ciudad que lo vio nacer, sin embargo ello no infirió en el eterno amor que tuvo hacia su tierra natal y a toda Navarra en general.

Gran embajador de Pamplona en el mundo, a través de sus giras artísticas por Europa, América y Asia, el más universal de los músicos que ha tenido Navarra acudió ininterrumpidamente a las fiestas de San Fermín durante las tres últimas décadas de su vida, donde fue recibido en olor de multitud. En Pamplona se prodigó en conciertos, tertulias, paseos y encuentros con sus paisanos.
Promovió en 1879 la fundación de la Orquesta Santa Cecilia, de la que fue Presidente Honorario.
En 1897 la ciudad creó un museo con su nombre, que hoy sigue albergando muchas de sus preciadas pertenencias.
En 1902 el Ayuntamiento de la ciudad  le nombró Hijo Predilecto de Pamplona y huésped de honor, y le acogió de nuevo a su muerte, en 1908, meses después de que le entregara las insignias de la Gran Cruz de Alfonso XII.
Sus restos descansan hoy en un bello mausoleo levantado en el cementerio de Berichitos de Pamplona.
En 1991 el Gobierno de Navarra crea el Concurso Internacional de Violín “Pablo Sarasate” de periodicidad bienal.
Hoy en día, el antiguo Paseo Valencia de la capital navarra, lleva el nombre del gran violinista.


Pablo Sarasate siempre repetía ésta frase:
¨Bien saben mis queridos paisanos que siempre seré el mismo, es decir, un gran amante de mi pueblo y por consiguiente de todos los Navarros¨.

FALLECIMIENTO

Sarasate muere el 20 de Septiembre de 1908 en su casa de Biarritz (Francia), llamada ¨Villa Navarra¨, a consecuencia de una fuerte angina de pecho. Tenia 64 años.

FOTOS DE PABLO SARASATE




















MÚSICA DE SARASATE
Zapateado interpretado por Itzhak Perlman

Capricho vasco

Jota Navarra interpretado por Wei Wen

Fiesta de San Fermín